Llovió.
Pinté (la puerta). Ya casi termino la primera puerta. Esta es de las más trabajosas, así
que no tengo que bajonearme por lo lento del trabajo. Hay cuatro así. Tampoco
pinto más de media hora por día, así que no es agotador. Es que tengo que dejar
secar la pintura, y voy una por una porque no quiero llenar la casa de puertas
instaladas sobre caballetes.
Volvieron
Sofi y Bastian. Ellos felices de estar acá y nosotros felices de que estén de
vuelta acá.
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