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La estructura del proyecto se basa en la idea de la autobiografía. Un archivo de eventos fugaces y efímeros, actos cotidianos, relaciones que se forman a partir de fotografías y textos. El individuo necesita el reconocimiento de su diferencia frente a la intención masificadora de la sociedad contemporánea, y es conciente de su existencia a partir de la relación con su entorno, con la comunidad de la que forma parte. La interioridad, la privacidad y la intimidad se exponen en el espacio de lo público. El autorretrato se forma a partir de mi relación con el otro, partiendo de la base de que mi identidad se construye interactuando con ese otro y con la esfera de lo social. La obra, siempre en proceso, se convierte en un work in progress, en una obra abierta e inacabada, que se continuará creando con la acumulación de registros y comentarios de los distintos sujetos de las comunidades de Internet.

miércoles, 16 de abril de 2014

14 de abril de 2014, lunes.



Hice una torta para rellenar mañana. Torta de cumpleaños, mañana es el cumpleaños de Julio, y va a venir su hermana Cristina con su familia –Manolo, Manuel y Juanchi-, Fede con la suya –Andrea, Salva y Candela-, y estamos Ale, Karin, Sofi, Bastian y yo. 

De noche estuve en la casa de Belcha. Estaba Mini y Teresita. Llevé torta de espinaca y ricotta. Belcha había hecho un pan que estaba riquísimo, con una receta de la Chela, del Polonio.Vimos una comedia de Lars von Trier, El jefe de todo esto. Me gustó. 

Encontré en internet una crítica de Miguel A. Delgado que me pareció interesante, pego solamente el último párrafo: El problema es que, en el fondo, a Von Trier le sucede como con el drama o el terror: que no cree en los géneros, aunque sabe utilizar sus códigos para levantar historias más afines a sus intereses. Pero la comedia es un género que difícilmente funciona si quien la utiliza no cree en ella, como demuestra la idea (tan vontrieriana, por otro lado) de hacer acotaciones desde el exterior del edificio de la empresa, mostrándose incluso reflejado, subido en una grúa, en el cristal de una ventana. Y quizá sea eso lo que defina al genio: que, incluso cuando yerra, deja tras de sí suficientes motivos de interés como para que el resultado raramente sea vano. Y este filme, desde luego, y a pesar de sus problemas, no lo es.






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