El chiquito
pasó una noche mala. Sigue con el antibiótico pero claro, no hace efecto tan
rápido.
Y vino el
sanitario. El hombre que arregla los problemas sanitarios, el fontanero, el plomero,
como se llame. Que en general es un hombre, pero también hay mujeres. Éste, era
un hombre. Le dije que el bidet estaba perdiendo agua, con uno de los cañitos
que unen la cañería de la pared con la canilla. Que ese cañito estaba roto, que
trajera un repuesto. Sonó el timbre, abrí la puerta, lo hice pasar, entró al
baño con su valija llena de herramientas, le dije que si necesitaba algo, me
llamara. Estuvo un rato trabajando, y después me llamó. Me dijo que era muy
difícil de arreglar, que tenía que sacar el bidet, pero que se corría el riesgo
de que el artefacto se rompiera. Que para él era mejor dejar el pase de agua
anulado. Le dije que bueno, que lo anulara, que en todo caso veíamos de cambiar
el artefacto también, pero no en ese momento –habría que haber salido a comprar
uno nuevo y era sábado. Bueno, fue al baño de nuevo y al fin salió diciendo que
estaba todo bien, que había anulado el pase de agua. Lo acompañé a la puerta,
le pregunté cuánto le debía, dijo que nada, que no había hecho nada. Volví al
baño y vi otro charco gigante que se agrandaba y que salía del bidet. Uh, me
arrodillé y miré abajo del artefacto y me encontré con el nudo. Un nudo, el tipo hizo un nudo. Le conté a Sofi, que estaba
en el living, sin poder parar de reírme. Hizo un nudo con el caño de acero y
luego lo reforzó con un alambre de cobre. Y lo dejó escondido, metido adentro
del artefacto. Terrible taraservice.
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