Votamos,
votamos, votamos. Julio, Sofía y yo. Después nos fuimos a la chacra, miramos la
casa que dejaron Reyes y Elsita, la verdad es que está en un estado bastante
calamitoso. Voy a tener que reformarla, arreglarla, pintarla, etc, etc. Cosa
que no me disgusta, pero va a salir un montón de plata, que no tengo.
Fuimos a la
playa, a Solanas, por Basti, la playa de Punta Negra es muy peligrosa para él,
es demasiado profunda y las olas que llegan a la orilla son potentes, tienen
siempre mucha fuerza, qué pena porque es la que más me gusta. Chau playa de
Punta Negra este verano, ya veo. Tendremos que encontrar otra playa mansa y
llana donde se pueda sentar en la orilla. Capaz que Punta Colorada. Porque
Solanas se pone insoportable en verano, se llena de gente, y las playas con
demasiada gente no me atraen nada.
De noche me
fui a quedar a dormir con mi madre, porque Diana, que es quien se queda a
dormir con ella los fines de semana, tenía que volver a Montevideo a votar.
Estuvo muy bien antes de dormirse, charlamos, estaba muy lúcida y de buen
humor. Llevé una cerveza y tomó dos tragos, dijo que estaba deliciosa.
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