Me levanté
cerca de las nueve, tomé los medicamentos y desayuné, me sentí un poco mejor,
pero después del almuerzo me acosté y dormí hasta las 7 de la tarde, con alguna
interrupción.
Vino Lautaro,
que le puse una peli y se recostó a mi lado a mirarla súper tranquilo. Un divino.
Me trajo una carta que le había escrito a Papá Noel. Lo amo. Yo estoy
acostumbrada a dar amor de padre y madre, abuela y abuelo, y Julio es más
abuelo que cualquier abuelo sanguíneo.
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