17 de setiembre de 2014, miércoles.

Después de darle de comer a Bastian salimos –Sofi, Bastian, y yo, offfcorsss-, tomamos uno de esos tranvías dobles que hay en la ciudad –ningún trabajo subir y bajar con cochecitos de bebés, con silla de ruedas, etc, en las paradas las vías acercan al tranvía a la vereda y las superficies de ambos pisos quedan al mismo nivel. Tampoco hay problemas  para sacar los tickets, se sacan con una máquina en la que elegís el idioma. Fuimos al centro, hicimos unas compras, recorrimos un poco más la ciudad, Xxxx nos fue a recoger y nos llevó a dar una vuelta por el río, a ver a los surfistas. Es una ciudad muy muy hermosa, muy arbolada, con muchísimos parques y plazas y plazoletas, con flores, flores en los balcones, en los jardines y en los floreros, porque está llena de puestecitos de venta  de flores. Y los edificios en general rodean un jardín interno, así que los que no dan a la calle, que puede ser más ruidosa, dan a esos espacios verdes. Cuando volvimos a la casa de Xxxxx almorzamos, habíamos hecho una comida de despedida –una pasta con brócoli, hongos y jamón crudo- que Sofi y yo disfrutamos y alabamos en gran forma y nos fuimos al aeropuerto. Nos llevó Xxxx, fue muy amable. Al llegar a la sala de embarque chocamos los cinco. Estábamos felices de comenzar el retorno. Embarcamos a las 18:30.