Me desperté a
las 7 de la mañana sintiéndome mucho mejor. Me quedé hasta eso de las nueve en
la cama, para no levantarme tan temprano. Al levantarme me hice un té con leche
y dos tostadas. Me cansé enseguida y me fui a la cama otra vez. Al mediodía me
levanté con hambre, y con ganas de tomar sopa hecha con caldo de zanahorias y
de calabaza. Increíble, pero mi cuerpo quería exactamente eso. Había zanahorias
y calabaza, así que hice una sopa con fideos chinos, de arroz, y la tomé con
mucho gusto, como si fuera el manjar más delicioso del universo. Me cayó mal,
me dolió la panza. Me fui a la cama a dormir, porque durmiendo no me dolía nada
–en realidad también era feo, tuve muchas pesadillas y me desperté muchas veces
entre pesadilla y pesadilla, transpirando, me dolía el cuerpo al despertarme. Me
levanté a la hora de cenar y comí arroz hervido que hizo Julio. Tuve mucho frío
y me metí en la cama, puse al día el blog y me dormí de a ratos.
Parece, según
lo que dicen ahora, que mi madre no va a volver a caminar. Terrible para ella. Es
una mujer muy independiente, que sale de día, de noche, maneja su auto y va y
viene como se le antoja. Brrr… no lo imagino.
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