Después del
almuerzo me decidí. Agarré el auto y volví
a Canelones, a filmar los viñedos. Se
venía la tormenta y quién sabe cuándo podría volver, necesitaba esas imágenes invernales
de los viñedos . Fui e hice los registros. Había mucho mucho viento, un viento
helado, me congelé. Sobre todo las manos, hacía tiempo que no sentía tanto frío
en las manos, y no pude usar guantes. Volví a Montevideo, bajé los archivos y
le devolví la cámara a Alejandra.

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