Sigo
disfrutando la paz. Empezamos con la cuenta regresiva, en 2 semanas nos vamos.
Por suerte todavía no encaré ponerme nerviosa, ni el estrés que supongo se me
viene encima, ni visibilizar las fechas, nada.
Fuimos a las
brujas a visitar a Marcelo y familia. De paso, miré algunos viñedos para
registrar, quiero hacer un registro ahora que todavía puedo encontrar algunos
sin brotar. Entramos a una chacra, pedimos permiso para sacar unas fotos.
Después seguimos para lo de Marcelo. Cuando decidimos volver a Montevideo,
Julio vio que una rueda estaba pinchada. Llovía un poco. Marcelo lo ayudó a
cambiar la rueda, pero no pudieron, había algo que no funcionaba bien. Entonces
Julio infló la rueda y nos fuimos. En el
camino el cielo nos apedreó, con piedras grandes, tuvimos que parar debajo de
un árbol porque parecía que se iba a romper el parabrisas. Julio decidió pasar
por Las piedras a buscar una gomería; mientras tanto, oscurecía–domingo 24 de
agosto, noche de la nostalgia, de un fin de semana largo. Recorrimos toda la
ciudad hasta que al fin encontró una gomería abierta. Enseguida se dieron
cuenta de que la válvula de la auxiliar estaba mal, así que repararon la
pinchada y seguimos viaje sin auxiliar. Julio decidió tomar la ruta vieja. A él
le encanta dar esas vueltas, buscar caminos raros. Atravesamos zonas suburbanas
oscuras, demoramos mucho más que por la ruta, y vimos un horrible entorno. No
había gente por ningún lado. Finalmente llegamos, yo exhausta de sufrir la
recorrida de ese camino innecesario, largo y feo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario